Seis obras para acercarse a la ciencia ficción feminista
Por Lía Guerrero
Las utopías feministas nacieron del hambre de lo que no teníamos […] vinieron del deseo de imaginar una sociedad mejor.
Marge Piercy
Seis obras para acercarse a la ciencia ficción feminista
En un periodo tan distópico como el que estamos viviendo, resultan muy seductoras esas propuestas literarias que nos abren la puerta a imaginar mundos mejores; algo que está muy presente en las obras que se enmarcan dentro de la ciencia ficción feminista. No en vano, Ursula K. Le Guin entendía que este subgénero literario era una inmensa metáfora de la vida: abierto a preguntas sin respuesta, donde lo interesante es experimentar y donde es posible explorar distintas posibilidades sociales.
La autora estadounidense, fallecida en 2018, no solo fue la mayor referente de la ciencia ficción feminista, sino también una de sus precursoras más conocidas. Antes de Ursula K. Le Guin, autoras como Mary Shelley, Charlotte Perkins, Elizabeth Burgoyne Corbett o Rokeya Sakhawat Hossain ya utilizaron la ciencia ficción como vehículo para denunciar la situación de las mujeres o generar alternativas al orden social existente.
Se trata además de un género literario que se ha nutrido de las aportaciones de la teoría y la práctica feministas. Esto explica que, en las diferentes y diversas obras que lo integran, se puedan apreciar muchas correlaciones entre el momento histórico en el que se inscriben y las reivindicaciones o denuncias que acogen entre sus páginas. Es precisamente esa centralidad del cuestionamiento de las desigualdades sociales y la discriminación lo que caracteriza a las obras de ciencia ficción feminista.
Enmarcadas como utopías o distopías, hay varias de estas obras cuya lectura arroja muchas luces sobre interrogantes actuales, además de resultar muy accesibles para quienes no se encuentran familiarizadas con la ciencia ficción:
• Lengua materna (1984), de Suzette Haden Elgin: esta novela (que forma parte de una trilogía), además de reflejar diversas situaciones de subordinación, es toda una oda al poder del lenguaje como herramienta subversiva. En ella, las mujeres desarrollan clandestinamente un lenguaje secreto que les permita gestar su resistencia y rebelarse contra la opresión.
• Parentesco (1979), de Octavia E. Butler: tan brillante como cruda, la obra de Butler nos lleva a reflexionar de forma muy vivencial sobre la esclavitud, dando especial importancia a cómo fue vivida por las mujeres afroamericanas. Es además una llamada a considerar nuestras genealogías, a comprender el pasado para vislumbrar sus impactos en el presente.
• La puerta al país de las mujeres (1988), de Sheri S. Tepper: en esta novela se genera un controvertido universo donde la supervivencia de la sociedad y la libertad de las mujeres ha requerido una segregación sexual. Lo interesante de ella es que, precisamente por su controversia, abre la puerta a debatir aspectos como el carácter biológico o cultural de la masculinidad, su relación con la violencia o cómo erradicar la desigualdad.
• Las niñas salvajes (2020), de Ursula K. Le Guin: adoptando casi la forma de un cuento, Le Guin explora y aborda a través de la vida de dos jóvenes nómadas aspectos como la esclavitud, la colonización o la supervivencia en la opresión. Es una obra que deja huella por su simbolismo y profundidad, que parece recordarnos que toda violencia ejercida nos termina persiguiendo.
• Consecuencias naturales (1994), de Elia Barceló: es una magnífica novela que gira en torno a un embarazo masculino, destacando por suponer una verdadera ruptura con el binarismo de género. Pero además, permite reflexionar en profundidad sobre temas tan actuales como el consentimiento sexual o la violación. Todos estos aspectos la llevaron a ser prácticamente censurada cuando se publicó por primera vez.
• Mujer al borde del tiempo (1976), de Marce Piercy: es una de las utopías feministas más aclamadas, por su interesante contraste entre dos mundos y por plantear un futuro que pese a su utopía se abre a ser cuestionado. También es resaltable la propuesta ecológica de la autora, su cuestionamiento de la concepción social de la locura y su visibilización de la opresión racial.