La importancia de leer desde el criterio y la diversidad
Día del Libro 2021
Por Lía Guerrero
La importancia de leer desde el criterio y la diversidad
Día del Libro 2021
Más allá de concebir la lectura como un mero entretenimiento, tradicionalmente se ha defendido que esta es una herramienta que nos permite adquirir conocimientos, potenciar la imaginación, favorecer la inspiración o incluso entender cómo es el mundo que nos rodea. Quizá por esta razón el ensayo Contra la lectura, de la británica Mikita Brottman, generó tanto revuelo tras su publicación en castellano allá por el año 2018.
En este ensayo, Brottman desmitifica agudamente el acto de leer, argumentando que la lectura, en sí misma, no tiene por qué ser una actividad virtuosa, que nos transforme en personas más cultas o con mayor conciencia cívica. Más bien, apunta que la lectura tiene esa capacidad de transformarnos si leemos el tipo de literatura apropiado en las circunstancias adecuadas; es decir, si leemos con atención y discernimiento, si conectamos nuestras lecturas con referencias del mundo real. Interpretado como un alegato contra el esnobismo, la prepotencia o los prejuicios clasistas que llevan a valorar a una persona por la cantidad de libros que lee o posee, su ensayo aboga por cuestionar qué se lee y cómo se lee.
Lo interesante de Brottman es que sitúa el foco de la lectura en el contenido de lo que leemos y la forma en la que lo hacemos, resaltando la necesidad de establecer nuestro propio criterio lector y de conectarlo con las realidades; y todo ello sin caer en el extremo de limitar la lectura a los libros que tienen un valor instructivo. Esto nos permitía comprender, por ejemplo, que la lectura desde una perspectiva acrítica de novelas que promueven ideales de amor romántico, por el impacto emocional que generan, quizá no puede entenderse como algo beneficioso. De igual forma, nos permitiría entender que acoger lecturas que nos resultan más cercanas que los grandes clásicos de la literatura no tendría por qué entenderse como algo simplista, porque una gran obra puede leerse de manera superficial y una pequeña obra desde la reflexión.
Llevando esta idea más allá de lo que su autora plantea, sería interesante preguntarnos qué tipo de libros elegimos leer, qué nos motiva a ello y, especialmente, qué tipo de visiones sobre la realidad construyen los libros que leemos. Porque, si bien es cierto que la literatura nos permite acercarnos a otras realidades que pueden resultarnos lejanas, siguiendo a Brottman, creo que esto dependía en buena medida del tipo de lecturas que escojamos y de la perspectiva desde la que tomemos esos relatos. A este respecto, la novelista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie plantea en su ensayo El peligro de la historia única (2018) una poderosa teoría: que la lectura sesgada y la literatura que construye un relato único sobre otras realidades, donde no caben visiones alternativas o diversas, contribuye a acrecentar la desigualdad porque genera estereotipos, historias incompletas que remarcan únicamente las diferencias. Y lo explica a través de sus propias vivencias, señalando cómo su descubrimiento de escritores africanos le permitió conocer una literatura con la que podía identificarse y en la que ella además tenía cabida; o resaltando cómo tras su llegada a Estados Unidos descubrió que la literatura occidental había configurado la forma en la que ella como africana era concebida y juzgada:
Mi compañera de habitación conocía una única historia sobre África, un relato único de catástrofes. En esa historia no cabía la posibilidad de que los africanos se le parecieran en nada, no había lugar para sentimientos más complejos que la pena ni posibilidad de conexión entre iguales
Conectando las aportaciones de ambas autoras, cabría pensar que si nuestras opciones de lectura se encuentran desconectadas de la realidad, no se sostienen sobre la reflexión o no son equilibradas, en realidad no estamos nutriendo nuestros imaginarios a través de la lectura, sino más bien afianzando nuestro relato único sobre la realidad. Emergerían entonces el criterio y la diversidad como claves necesarias para una lectura consciente y enriquecedora: el criterio, como capacidad de discernir, para cuestionar lo leído y abrirnos a la reflexión; la diversidad, como literatura escrita desde diferentes territorios y experiencias, para aportarnos visiones múltiples que generen historias completas.